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Cara a cara

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Fecha publicación: 11/06/2025 - 04:00
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Cuenta la historia que el Banco Fassil era una de las entidades bancarias de mayor tamaño en Bolivia. Tenía 485 oficinas en todo el país, ocupaba 4.500 empleados y los ahorristas sumaban más de un millón. En abril de 2023, la ASFI decidió intervenir Fassil tras el estallido de su crisis financiera. Fue después de que los ahorristas no pudieran retirar dinero de sus cuentas bancarias ni a través de los cajeros automáticos. Expertos en economía atribuyeron el colapso de Fassil a la falta de disciplina gerencial, a transacciones riesgosas, apuestas inefectivas por  bienes raíces, laxitud en las regulaciones y otras causas. Lo ocurrido causó una fuerte sacudida en el mercado financiero nacional.

Desde entonces avanza lentamente el proceso de saneamiento y avalúos para la venta de los inmuebles de Fassil y cuyos dineros se dispuso, en primer término, para el pago de sueldos y beneficios sociales de la legión de trabajadores puestos en la calle. Mientras tanto, el deterioro de esos edificios por falta de uso y mantenimiento es visible. En Santa Cruz, epicentro de operaciones del banco, las sucursales en la capital y municipios aledaños, se han convertido en un monumento al abandono, ofreciendo un mal aspecto entre basura acumulada y hierba crecida. Los interventores de ASFI no pueden ignorar un problema que estropea la imagen urbana e incomoda al vecindario que eleva su voz de protesta. Tampoco puede hacerlo el municipal de la ciudad. Que no se hagan los sordos con el clamor ciudadano.
 

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